La famosa revista estadounidense Life especializada en el fotoperiodismo, en el año 1955 publicó unas fotografías de un todavía desconocido James Dean. El responsable de dicho trabajo, el fotógrafo Dennis Stock, interpretado por Robert Pattison, el vampiro protagonista de la saga de Crepúsculo, no solo retrató la figura del futuro mítico actor sino que sin querer también fue capaz de mostrarnos el alma de un hombre, su espíritu y su esencia.
Esta es la película que recoge el encuentro casual entre ambos cuando coincidieron en una fiesta celebrada en una de las muchas mansiones de los ricachones de Hollywood y el posterior reportaje fotográfico por las calles de Nueva York e Indiana, lugar de nacimiento de la estrella cinematográfica.
Lo más importante de Life, su verdadera intención no es dar a conocer la historia de esas fotos sino la relación de amistad que se estableció entre ambos a raíz de ellas uniendo a dos personas muy diferentes entre sí. Mientras que el rebelde actor muestra una cara cercana a lo que de él se espera y a los papeles que interpretará en el futuro, es decir plagado de desafíos al poder establecido de los famosos estudios y subidas de tono en las entrevistas concedidas, el fotógrafo es un ejemplo de todo lo contrario, un dechado de virtudes entre las que destacan una profesionalidad a prueba de bombas y una responsabilidad acorde con lo que se espera de él en su trabajo. Son dos hombres, con sus virtudes y sus defectos, a los que la vida les sonríe en el terreno profesional pero que han fracasado en su vida amorosa. Uno de ellos está separado de su mujer y mantiene una relación más bien distante con su hijo al que ve con cuentagotas. El otro es un guaperas mujeriego que va de flor en flor sin conocer el amor verdadero, si acaso ha comenzado a descubrirlo en los brazos de Pier Angeli, una actriz mucho más conocida que él por aquellos años.
La amistad que ha surgido y unido Hollywood parece que tiene efecto en ambos posibilitando un cambio en la forma de ver la vida y en la manera de enfrentarse a ella quizás más profundo en Dennis que hará variar el rumbo de la suya propia. Al menos parece que uno de ellos abandona la sala oscura de revelado con unas intenciones muy claras.
La intención del director Anton Corbijn en esta su cuarta película, anteriormente fue muy popular en el mundo del videoclip, es mostrar al público una parte del mundo de la industria del cine y de todo lo que le rodea incluyendo estrenos por todo lo alto, firma de contratos y famosas fiestas con el glamour que se les presupone, pero falla en su propósito pues apenas logramos vislumbrar destellos de esas rutilantes estrellas, brillando estos por su ausencia.
También le sale rana el experimento de querer ser más de lo que es, de buscar una transcendencia y una espiritualidad en muchos de los actos de estos actores y actrices a los que adoraban en muchas casas de la época. No le pega nada al gran James Dean ponerse a recitar poemas a diestro y siniestro. Esta no es la visión que se tiene de él aún hoy en día. En eso las fotos como el algodón no engañan y estas mucho menos. Me quedo con momentos más cotidianos como la visita a una barbería o los posados en la granja.
Los ingredientes cocinados son los adecuados pero el plato resultante no pasaría el veredicto de Top Chef. Dirían que está soso y le falta sabor y si me lo permiten mala uva. Parece una contradicción pero nos encontramos con un film que retrata el alma de una persona pero que no tiene alma en sí mismo ¡Algo del todo desalmado!
https://www.youtube.com/watch?v=lq-tqt5tSAU
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