El cineasta israelí Nadav Lapid se consolidó como una de las grandes promesas del séptimo arte con La profesora de parvulario, ganadora del Giraldillo de Plata del Festival de Sevilla en su edición de 2015. La cinta nos mostraba a una profesora de jardín de infancia con ínfulas poéticas obsesionada por un alumno de cinco años dotado de un talento lírico innato. El director denunciaba en su largometraje el pragmatismo de una sociedad que desprecia las artes y retrataba a una mujer de mediana edad frustrada en el ámbito familiar y personal que buscaba realizarse como particular protectora de un pequeño genio que simbolizaba aquello que a ella no la dejaron ser.
La realizadora Sara Colangelo, responsable de la cinta independiente Little accidents, retoma la historia en un remake homónimo made in USA. Evidentemente, elimina los elementos propios de la cultura hebrea del original y lo adapta a la realidad actual de unos Estados Unidos donde el dinero, su ausencia o su tenencia, se ha convertido en el verdadero valor a la hora de juzgar cualquier aspecto de la vida. En este panorama de capitalismo voraz, la poesía parece algo sin valor que pertenece a los fracasados y los pretenciosos.
La cineasta norteamericana, ganadora del premio al mejor director del Festival de Sundance por su labor en este filme, refuerza esta idea en su adaptación y subraya más si cabe la triste existencia de una señora casada con un hombre bueno que no la comprende, que ha criado a unos hijos que se alejan de las sendas vitales que ella parecía haber diseñado para ellos y tiene que soportar que todo el mundo desprecie sus ambiciones poéticas.
Colangelo elimina alguna reiteraciones innecesarias del original para ofrecer una obra dramáticamente más conseguida que alcanza su culmen en un desenlace que logra con un breve matiz sobrepasar a su notable modelo. La profesora de parvulario parece advertirnos que podemos estar perdiendo a grandes genios de la cultura por la obsesión que la sociedad tiene por las cuestiones pecuniarias.
No obstante, nada sería lo mismo en esta película sin la estupenda interpretación de Maggie Gyllenhaal. La actriz logra imprimir al personaje de profesora de una extraña mezcla de fuerza y fragilidad que permite que comprendamos algo más a una persona que quiere hacer realidad sus deseos a través de un niño, un comportamiento muy común en aquellos que ven en sus vástagos la oportunidad de obtener todo lo que no fueron capaces de hacer por sí mismos. En este caso, el fracaso es doble porque la protagonista no ha sido capaz de lograrlo con sus hijos naturales y lo pretende conseguir con uno de sus alumnos.
1 comment