La pantalla herida es, y aún a riesgo de parecer que estoy en posesión de la verdad absoluta, el mejor documental sobre cine español que se ha hecho. Es cuanto menos curioso que llegue justo a nosotros en el momento que llega, aunque el cine nacional nunca ha estado ‘bien’, en el que páginas de links de descarga se cierran, cines desaparecen y cada vez menos ayudas subvencionan este arte. Su autor ha conseguido realizar un documental redondo, que lamentablemente, siempre estará de moda, mientras la situación cinematográfica del país siga así.
Si usted, es uno de esos que enloquece y le salen escamas llenas de pus cuando escucha la frase ‘vamos a ver esta, que es española’, aléjese de este documental. Jamás lo vea, siga pensando que el cine español es malo, ignore todos los problemas que tiene la ‘industria’, pásese por el arco de sus triunfos que es un trabajo como otro cualquiera, que esa gente que piensa usted que viven en holgadas condiciones y viste de Prada, realmente adolecen de dignidad y son unos ‘pesaos’ por querer que una y otra vez se les pague la casa en la playa con el dinero de todos por aquella película de tetas y Guerra Civil que hicieron hace tiempo.
En cambio, si usted, alegre y pizpireto lector, está ávido de aventuras, quiere conocer todos los entresijos del cine, cómo funciona realmente una subvención, cuál ha sido el mal real (que lo ha habido) de estas subvenciones, qué sienten sus trabajadores al ver que sus películas no triunfan, o el distanciamiento que se tiene dentro del propio mundo cinematográfico, arrímese mucho a La pantalla herida.
Pero no me haga mucho caso, ya que no pretendo adoctrinar a nadie, ya que después de todo, La pantalla herida es solo un documental necesario y que con el tiempo debería ser de obligado visionado en los colegios de nuestro país, que se moja, y mucho, y tira piedras contra su propio tejado y contra el de las generaciones futuras.
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