Hay muchas maneras de disfrutar un film como este y quizás la más correcta sea tapándonos los oídos durante todo el metraje ¿Por qué? La respuesta es muy sencilla. En esta película lo importante no es el mensaje sino como se cuenta el mismo. Y la manera es el lenguaje no verbal. El síndrome del nido vacío queda relegado a un segundo plano para contar la historia de una niña prodigio que sobresale en el mundo de la música. Ella desconoce su don y será un profesor de instituto quien se encargue de hacer salir a la luz tal talento y quien le haga ver que está en su derecho de hacer realidad sus sueños.
La música lo llena todo en la casa de la familia de la protagonista y resulta una paradoja que justamente sea la voz lo que le falte a la mayoría de los miembros Belier. Eric Lartigau toca una partitura en donde las notas son la propia familia y donde la clave es la hija mayor de la misma. Ella se convierte en el eslabón de una cadena que jamás se ha roto y cuando su futuro amenaza con dejarle fuera todos reaccionan egoístamente.
Sin duda ha sido una sorpresa la irrupción en el cine francés de la ganadora del programa de televisión La Voz, Louane Emera, quien interpreta a esa adolescente que nos cautivará con su particular forma de ver la vida y su manera de expresarla a través de la música.
Muchos son los elementos que maneja el director a golpe de batuta. Conoce filmes anteriores como Billy Elliot o Los chicos del coro y utiliza estas influencias a su antojo. No obstante aporta novedades que pocas veces hemos visto como por ejemplo la escena en la que intencionadamente hace desaparecer el sonido para que podamos sentir como viven las personas con problemas auditivos o la última canción del film que toca el corazón de cualquier persona y que además sorprende a todos los presentes. No profundizaré en ella pues quizás es una de las sorpresas que más gratamente me he llevado de mis últimos visionados cinematográficos.
En La familia Belier la banda sonora, que homenajea a Michel Sardou, es un personaje más que supera a los secundarios entre los que se encuentra el profesor de música Fabien Thomasson quien pone las notas de comedia con sus comentarios sobre los chicos de su coro.
Quien espere una comedia ligera sobre una familia francesa con la enfermedad de la sordera como telón de fondo se sorprenderá gratamente por lo que está viendo, los que vayan al cine esperando algo mucho más profundo también se quedarán de piedra porque para todos es algo nuevo ¡Eric Lartigau ha dado con la tecla!.
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