Los experimentos en el séptimo arte están a la orden del día. Cada vez se prodigan más los grupos de jóvenes con inquietudes cinematográficas que se reúnen para plasmarlas bajo el amparo de una cámara. Ni siquiera hace falta buscar un guionista capaz, el mismo director llama a unos amigos y entre todos improvisan un texto que se reduce la mayoría de las veces a unas cuantas líneas escritas en un papel. Es la nueva vanguardia hecha carne en los cuerpos de los jóvenes cachorros españoles.
Daniel Aguirre hizo esto mismo, llamó un día a sus colegas, los juntó mezclándolos con algunos actores y actrices de verdad para dotarle al conjunto de una pizca de profesionalidad y experiencia. Entre ellos hay que destacar al conocido actor y actual presidente de la Academia de Cine, Antonio Resines, quien se prestó para esta gamberra película interpretándose a sí mismo y el resto se lo pueden imaginar: una locura de película donde los diálogos poco tienen que envidiar a algunos films de culto de los noventa, como por ejemplo la magnífica Clerks del primer Kevin Smith pero tratando temas cotidianos del presente español que consiguen que el espectador identifique todo aquello que le rodea en la actualidad.
En sí la trama no es nada del otro mundo pero lo que interesa no es eso. No pretende su director enrevesarlo todo con giros o complicados malabarismos, todo es muy sencillo y a poco que lo pensemos el ovillo se desmadeja. Lo importante no son los efectos especiales muy justitos con el presupuesto con el que se contaba ni la banda sonora con algunos temas que seguramente le gustaban a Aguirre o que él mismo compuso.
Lo que de verdad es una maravilla a mi modo de entender son los largos diálogos y conversaciones entre los dos protagonistas, dos amigos que investigan un caso policial a su manera rozando en ocasiones lo absurdo e histriónico ¡Torrente tiene en estos dos personajes unos dignos sucesores! Últimamente abundan las parejas de policías con poco pasado y menor futuro en el cuerpo a tenor de sus patéticas técnicas. No obstante la suerte juega un papel muy importante en todas estas producciones dándole un giro a los acontecimientos y posibilitando un final nada previsto.
Llama la atención además del guion, un montaje compuesto por una sucesión de escenas montadas unas detrás de otras a las que solo les hace falta unirse por una cortinilla de estrellas, herederas del montaje amateur de ordenador. Así, se nota que no se contaba con un gran presupuesto ni en la elección del casting ni en las localizaciones, unos exteriores en el barrio del director y unos interiores ejemplificados en su propio hogar, ni mucho menos en la calidad de imagen pero con todo ello crea una obra que funciona y que hará soltar más de una carcajada al respetable entre los que me incluyo. No todo en la vida es el vil metal. Sin una descomunal campaña de publicidad también se pueden conseguir resultados aceptables. El boca a boca debe ser la baza con la que cuenten en esta ocasión para que Investigación Policial tenga el éxito que merece. Esperemos que les salga bien.
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