Intocable, inseparables

¿Que tienen que ver entre sí un negro de los suburbios parisinos y un multimillonario tetrapléjico que no puede valerse por si mismo? A simple vista nada, pero ese es el problema, que si nos quedamos en la superficie no llegaríamos a ningún sitio.

Esta es la premisa de los protagonistas de esta película, que narra la historia basada en hechos reales de Philippe, que contrata a Driss para que trabaje como asistente y le ayude en su día a día ya que no puede moverse de su silla de ruedas.

Lo complicado de una historia como la de Intocable es que entre los actores haya química. De no haberla nos podríamos encontrar con un desastre inverosímil. Sin embargo en este caso podemos hablar de todo lo contrario y es que desde un primer momento vemos como la magia nos deslumbra.

Los dos actores principales, François Cluzet y Omar Sy, son la película y hace que el resto de personajes que aparecen se queden en nada.

Además de esto tenemos el problema de que aunque esté basado en hechos reales si la dirección no es la apropiada también podría resultar algo inverosímil, ya que un tetrapléjico ricachón y un negro de los suburbios no tienen demasiadas posibilidades de ser amigos en la mayoría de los contextos.

Aquí funciona, nos lo creemos porque poco a poco vamos conociendo la naturaleza de los protagonistas y llegamos a la conclusión de que, quizás, no son tan diferentes entre ellos como podrían pensar y que la amistad es algo que, por mucho que queramos, el dinero no puede pagar.

La historia es un drama dada la naturaleza de la misma, pero durante todo lo que dura la película no podemos evitar sentir una paz interior muy interesante. Es una de esas películas buenrolleras que cuando acaban no te hacen sentir que has perdido el tiempo.

Reconozco que era algo reacio a ver Intocable por el mero hecho de ser una película francesa, sin embargo la película no tufa a todo eso que se nos viene a la mente si pensamos en cine francés. Sin duda alguna es una película imprescindible.

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