Flee, ojalá hubiera sido ficción

A veces duele saber que los documentales muestran verdades. Aunque cada vez nos impacten menos las cosas, en ocasiones quisiéramos pensar que lo que vemos en pantalla nunca ha ocurrido. Es el caso de Flee, a pesar de ser un fantástico documental. Y es que, el elaborado trabajo de Jonas Poher Rasmussen sigue cosechando éxitos desde que ganó el premio del jurado en el festival de Sundance. El realizador danés ha optado por trasladar la crudeza del relato al formato animado, preservando así el anonimato del protagonista, con quien le une una amistad real.

Ambos se conocieron en su adolescencia. Flee es el resultado del interés de Rasmussen por el pasado de su amigo afgano, anterior a su llegada a Dinamarca como refugiado. En el documental, Amin revive su verdadera historia, que comienza con una vida plácida en el Afganistán de los 70. Pero como ya es sabido, el aroma europeo que desprendía Kabul en aquella época se extinguió con la guerra entre soviéticos y radicales islámicos. El padre de Amin desaparece tras ser detenido y el resto de la familia se ve obligada a huir a Rusia. A partir de entonces, vivirán un calvario que los llevará a luchar constantemente por sobrevivir en un mundo donde son el último escalafón de la sociedad. 

Es de admirar que una historia tan desgarradora no pierda ápice de su intensidad al ser dibujada. Los cambios en el estilo de animación, según conocemos cada episodio de la vida de Amin, ayudan al espectador a empatizar con sus diferentes estados de ánimo. No solo eso, el estudiado y certero uso de imágenes de archivo evitan que el potente mensaje que lanza Flee pueda diluirse. Éste, podría resumirse en un “todo esto es real, no lo olvides”.

Aquí se habla de Amin, un chaval que además de tener que huir y convertirse en un refugiado ilegal, resulta que es gay en un país donde la homosexualidad es un crimen. Pero Flee podría ser la historia de miles y miles de personas que se ven obligadas a abandonar su tierra y sus raíces. Todo ello para encima convertirse en seres ilegales, invisibles e indeseables. ¿Cómo encajar esto cuando además eres un niño? El documental intenta responder dicha pregunta haciendo un ejercicio de retrospectiva. La entrevista al protagonista es en realidad un proceso de sanación interior para conseguir cerrar las profundas heridas del pasado, que condicionan y afectan a tu presente. Amin se entrega a ello y vuelve muchos pasos hacia atrás para entender quién es él y poder, ahora sí, dejar de huir y seguir hacia adelante. Acompañarlo en su viaje dolerá, pero merecerá la pena. Mucho.

Flee (Jonas P. Rasmussen, 2021) ⭐️⭐️⭐️⭐️

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