Los aplausos y gritos en un pase de prensa pueden indicar todo o nada a la hora de predecir el palmarés de la película que se jalea. Ya decimos, antes de nada, que hemos salido con una sensación de escepticismo tras ver Callback, no sabemos muy bien si por el planteamiento que tiene o por los cuarenta minutos que tienen que pasar –de un total de ochenta– hasta que ocurra algo.
Mi compañero, ha salido bastante enfado tras su visionado; en cambio a mí simplemente me ha parecido una película normal disfrazada de nadería, cuyo mensaje no es que sea precisamente sutil, enmarcada dentro de un género que podríamos definir como ‘costumbrismo dramático’ o algo por el estilo, pero jamás como ‘thriller psicológico’ como el propio Festival la presenta en su programa.
Su actor principal es Martín Bacigalupo, que además co-escribe la historia, lleva todo el peso de Callback, conduciéndonos a través de este viaje a la cotidianidad de los días de alguien con más sueños de triunfo qué capacidades para relacionarse socialmente y que clava con atino lo que le pide su personaje, ese alejamiento de las maneras humanos y una cercanía más que latente con el lado oscuro del ser humano.
Probablemente, como nos pase casi siempre, nos equivoquemos y estemos ante un nuevo tipo de cine que saldrá victorioso allí donde vaya, aunque imaginamos, que para descubrir eso, tendrán que ir a verla. Y poco más podemos decir de Callback, en serio que nos gustaría compartir el entusiasmo por esta película, pero es que cuanto más tiempo pasa desde que la vimos, más frío nos deja.