Este año, lo poco a lo que estamos asistiendo a Territorio Latinoamericano – debido, sobre todo, a la mala gestión de horarios por parte del Festival– nos está gustando mucho, sacando a la palestra un cine independiente, de fuerte carácter y arraigo social, pero alejado de los clichés que la palabra ‘social’ suele acompañar al cine.
El acompañante cuenta la historia real del experimento que se llevó a cabo en la Cuba de los ochenta, donde tras los primeros casos de SIDA que salieron a la luz, los afectados eran recluidos en campamentos mitad sanitarios y mitad militares, para aislarlos y cuidarlos, poniendo en marcha un método nuevo para tratar a los enfermos: ponerle un acompañante que lo vigile todas las horas del día. Hasta aquí, vamos marcando con una equis todos los elementos para hacer un cine comprometido y protesta, pero con Cuba ya se sabe, nada es lo que parece. Porque a lo largo del metraje asistimos a la amistad que entablan acompañante y acompañado, siendo por momentos una ‘buddy movie’.
Es curioso cómo, gracias a la relación de sus protagonistas, puede darnos la sensación de que estemos ante una comedia agridulce, más que ante un drama, pero el eje central de El acompañante es creer, y crear, en segundas oportunidades, recordando en ocasiones al primer Rocky.
Hace poco comentaba mi compañero de festival que el amateurismo nunca va relacionado con la falta de medios. Eso precisamente puede verse en esta producción cubana, dónde la falta de – suponemos– presupuesto, hace que a veces la producción parezca más una teleserie de cadena autonómica que otra cosa, pero eso no impide que la calidad de su trabajo sea mala, sino todo lo contrario, logrando así darle más mérito a esta pequeña película.
1 comment
Que dices? No hay una sola película Española que se acerque a esta. Hasta ahora lo mejor del festival