Tercera crónica desde la Semana Internacional de Cine de Valladolid con una propuesta búlgara con padre e hijo de protagonistas, la turca Cuento de tres hermanas, The Farewell, Premio del Público en Sundance, y la aportación española de El plan.
The Father (Kristina Grozeva, Petar Valchanov, 2019) ⭐️⭐️⭐️
The Father nos sumerge en la historia de Pavel y Vassil, padre e hijo que se enfrentan al fallecimiento de Valentina, madre y esposa estos. El padre desea comunicarse con ella a través de una espiritista, mientras su hijo le acompaña en una película en forma de road movie. Así, el hijo tendrá la oportunidad de ajustar cuentas con el pasado antes de que su padre pierda la cabeza.
Los jóvenes directores y guionistas Kristina Grozeva y Petar Valchanov presentaron en la Seminci una película que, a pesar de un planteamiento no demasiado original, muestra un relato centrado en diferentes conceptos de masculinidad en la Bulgaria actual. El viaje de la pareja está trufado de momentos en los que la comedia y el drama se dan la mano, merced de unas cuantas situaciones absurdas, pero que saben a poco debido a que todo suena a demasiado visto y su propuesta formal de cámara en mano poco hace para que destaque.
Cuento de tres hermanas
Cuento de tres hermanas es la propuesta turca del festival en una obra que remite al cine de Nuri Bilge Ceylan, aunque algo más asequible: tres hermanas de diferentes edades ven como su futuro es decidido por un grupo de hombres en lo que parece ser un destino inevitable. El drama, por tanto, está servido.
Emin Alper dirige una historia que alterna el espacio cerrado de las hermanas con los espacios abiertos que disfrutan los hombres. Una pena que una puesta en escena e iluminación más televisiva que cinematográfica no saque partido a los espacios, en una cinta mucho más interesante cuando deja hablar a los personajes femeninos. Estos se enfrentan a los desafíos propios de su edad, la mayor de 20 ya casada, la mediana buscando su lugar y la menor viendo el drama que se le avecina. Alper alarga las escenas con extensas conversaciones hasta llegar a un doble final: cuando la película parece acabar se amplía hasta quince minutos más para dar resolución a algunas tramas que tampoco era necesario cerrar y provocando un suceso de excesivo dramatismo que acerca la película a una telenovela de presupuesto generoso, derivando en un film de mejores intenciones que resultados.
The Farewell
Mucho oiremos hablar de The Farewell de aquí a final de año y, sobre todo, cuando llegue la temporada de premios. La opera prima de Lulu Wang se traslada a la China actual para contar el encuentro de una familia procedente de Japón y Estados Unidos con la matriarca a la que le han diagnosticado un cáncer, pero que le han ocultado.
Awkwafina lidera un reparto en una feel good movie que se hizo con el Premio del Público en el pasado Festival de Sundance con todos los ingredientes para convertirse en la nueva Little Miss Sunshine. Más yanqui que asiática, The Farewell propone un choque tanto generacional como social con el balance justo de drama y comedia en una de esas películas que se ve con agrado y pone sobre la mesa temas sobre la enfermedad y la verdad a debatir a la salida de la proyección. Su afinado reparto hace el resto, en una cinta tan complaciente como efectiva.
El plan
Antonio De la Torre, Raúl Arévalo y Chema del Barco son los protagonistas de El plan, primer largometraje de ficción de Polo Mernáguez, basado en la obra de teatro de Ignasi Vidal: tres amigos en paro se encuentran para ejecutar un plan del que no sabemos nada y que, al final, es lo que menos importa.
El plan pone a conversar a tres personajes fracasados que van repartiendo las culpas de su mala suerte a todo el mundo menos a ellos mismos. El origen de la comedia viene del desastre que son estos hombres y hay que reconocer que los actores muestran una gran solvencia, lo menos que se podía esperar. Tras varios chistes que harán las delicias de los más cuñados de la platea, las máscaras caen y se desvela la gran trampa cometida por sus autores: sin un protagonista o punto de vista coherente, El plan acaba trivializando algo tan delicado como la violencia de género al hurtar información de un personaje al que le hemos estado riendo las gracias (quien se las vea) durante una hora de metraje. Suponemos que no habrá sido la intención de sus autores, pero El plan termina destrozando cualquier discurso crítico sobre la masculinidad mal entendida, en pos de un quiebro narrativo digno de echarse las manos a la cabeza.
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