nocturama

Festival D’A Barcelona 2017: NOCTURAMA, tiempo convulso

En 2015 el Festival de Cine de Autor de Barcelona (D’A) le dedicaba una retrospectiva a Bertrand Bonello que ese mismo año presentaba Saint Laurent, su personal aproximación hacia la figura del modista francés. Bonello lleva años haciéndose un hueco entre los mejores directores franceses y desde el estreno de su polémica Casa de tolerancia en 2011 su carrera se ha visto catapultada. En Saint Laurent deconstruía el género del biopic realizando un retrato anticronológico del personaje e hipnotizando al espectador a través de la atmósfera de salvaje glamour, drogas y riquezas que le rodeaban. Una de las virtudes del cine de Bonello es que consigue introducir al público en las atmósferas de sus películas con relativa facilidad, dejándose llevar por el juego de incoherencias y la lógica interna de sus relatos. Nocturama es una película sorprendentemente cerca de obras como Resorvoir Dogs o Atraco perfecto, que sigue los pasos de un colectivo de jóvenes franceses revolucionarios que emprenden una serie de ataques terroristas en diferentes puntos de París.

Nocturama

Como en la película de Tarantino y la de Kubrick, Bonello trabaja sobre el tiempo al construir su obra. Los primeros 15 minutos de film nos muestran a diferentes personajes subiendo y bajando de metros, cruzando miradas, sin intercambiar palabras. La tensión del espectador y el manejo de expectativas es trabajado desde el primer segundo. Bonello solo nos ayuda puntualmente a situarnos temporalmente a través de la impresión sobre la pantalla de la hora en la que está sucediendo lo que vemos. Nocturama empieza en el momento en el que los jóvenes emprenden el plan hasta el momento en que acuden a un centro comercial en el que se refugian. Los motivos de porqué han llegado a cometer estos ataques vienen insinuados a través de breves saltos temporales que nos sitúan en la víspera de los atentados.

No teniendo suficiente, Bonello utiliza otro recurso temporal fantástico hacia el final del film, retrocede varios segundos en el tiempo para mostrarnos la misma escena pero desde puntos de vista diferentes. Finalmente, el uso de la pantalla partida extradiegética y diegética (cámaras de seguridad) sirven de guinda del pastel.

Nocturama es una de las películas que mejor trabajan la tensión del espectador gracias a la lección sobre el tratamiento del tiempo que Bonello desprende durante los 130 minutos de duración del film. Y, aunque queden en un segundo plano, el trasfondo de la historia y de los ataques terroristas no son solamente interesantes sino necesarios teniendo en cuenta los tiempos convulsos en los que vivimos.

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