Por regla general cuando vamos a ver películas como Fast & Furious 5 vamos predispuestos a divertirnos o no, según sean nuestros gustos. Para algunos este tipo de películas son una aberración y para otros son un entretenimiento para una noche de viernes cualquiera, sin pretensiones y con muchas palomitas por delante.
Hay que ser honestos, Fast & Furious 5 no es una película que mostrarán en las clases de la facultad de ciencias de la comunicación, pero es que tampoco creo que Justin Lin, el director, la hubiera hecho con esas pretensiones. Estamos ante un producto de consumo rápido, muy rápido (juego de palabras muy malo, lo se) y verlo como otra cosa es un error.
Fast & Furious 5 está hecha para la gente a la que le gusta la acción y los coches y en ese sentido la película no nos defraudará. Además para disfrutar de este tipo de películas hay que dejarse fuera de la sala cualquier tipo de racionalidad, ya que en el tiempo que la estamos viendo no vemos ni pizca de ella en ningún momento.
Hay algo de esta saga que me gusta menos con cada versión, y es que cada vez los coches tienen menos importancia. Cuando vi por primera vez A todo gas me encantó la forma que tenía de mostrar la subcultura de los coches, del tuneo barato y la velocidad por la velocidad. Por desgracia, y creo que no es solo cosa mía, esto se va perdiendo con cada nueva secuela. Pese a que los coches sean el centro de la película cada vez ocupan menos tiempo en pantalla en pos de escenas de acción cuerpo a cuerpo, por poner un ejemplo.
En el caso concreto de Fast & Furious 5 se podría definir como Dominic Toreto meets Ocean’s Eleven. Estamos ante la típica película en que se reúnen un grupo de ladrones para robar una gran cantidad de dinero. Aprovechando esto el director tira de reparto para reunir a todos los protagonistas del resto de secuelas (menos el de Tokyo Race, que era una marioneta ambulante), lo mejor de lo mejor.
Con todo eso estamos ante una correcta película de acción a la que solo le encuentro dos fallos, pero por desgracia dos grandes fallos. Uno de ellos es su larga duración. Creo que en Hollywood tienen un problema muy serio y es que no saben muy bien cuando cortar. Fast & Furious 5 dura 130 minutos, demasiado si hablamos de una película con un guión un tanto hueco y demasiado si vamos con una novia a la que no le está gustando.
Otro gran fallo que le encuentro es que, a pesar de saber que tenemos que aceptar que en estas películas las leyes de la física se desafían de una forma realmente increíble, hay ciertas partes en la que directamente se pasan. Soy el primero que disfruta con coches volando por los aires gratuitamente, pero una cosa es esa y otra (y sin querer reventar la trama) es literalmente manejar toneladas de metal a con un solo toque de volante (si la habéis visto sabréis a que me refiero).
Pese a todo estamos ante un buen producto de acción, la típica película que nos hace disfrutar a los amantes del género gracias a sus frases demoledoras y la demostración de testosterona por un tubo (atentos al duelo Vin Diesel vs Dwayne Johnson). Y es que como decía un buen amigo, pueden hacer veinte secuelas más que yo seguiría yendo a verla.
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Mojón.
Pero hombre, a quien se le ocurre ir con la novia a ver esta película…
Yo soy chica y no me pierdo ninguna. No a todas nos gustan las películas románticas (un tostón)…
Totalmente de acuerdo en todo, incluido en el tema de la importancia de los coches, pero he de decir que salí encantado del cine, la película vuelve a conseguir que salgas con ganas de poner tu pequeño utilitario a 220 km/h por el centro de la ciudad
Mención especial para la banda sonora, MUY FAN
Sobran tiros y faltan coches.
Muy acertada la comparación con Ocean’s Eleven
opino lo mismo muchas balas pocos autos