Hay muchas cosas que no sabemos de la nueva guerra moderna. Técnicas novedosas y tecnología a la última puesta al servicio de las fuerzas armadas y ejércitos nacionales. El film británico Espías desde el cielo intenta abrirnos los ojos mostrándonos como son las misiones y operaciones de espionaje a pie de campo con efectivos camuflados o a distancia, a kilómetros de altura. Las relaciones y colaboraciones internacionales son complicadas pero a veces funcionan llegando a convertirse algunos países en aliados en contra de un enemigo común.
Inglaterra y Estados Unidos han decidido unirse para luchar contra un terrorismo islámico que en la actualidad amenaza nuestra paz occidental. En Nairobi, capital de Kenia, varios terroristas han decidido reunirse en un piso franco con la idea de captar nuevos mártires para su causa. La coronel Katherine Powell, una estupenda como siempre Helen Mirren, pretende, en un principio, capturarlos a todos ellos sin saber que el plan va a cambiar. Unos chalecos bomba tienen la culpa de que las intenciones iniciales varíen. La amenaza de un atentado inminente consigue que las capturas se conviertan en asesinatos y la incursión humana, en un ataque con misiles a la casa en donde se esconden. Por desgracia ahí no acaba todo. Una niña inocente hará que todo esto pueda volar por los aires. El director Gavin Hood, con una amplia carrera cinematográfica a sus espaldas, convertirá Espías desde el cielo en un buen ejemplo de thriller con drama moral ¿Seriamos nosotros capaces de dar la orden de asesinar a un inocente para evitar una pérdida humana mayor? ¿Es posible evitar los daños colaterales en los bombardeos o en ocasiones es un mal necesario? Preguntas todas ellas que son contestadas en una última media hora final. No cabe duda de que los militares están hechos de una pasta especial debiendo ejecutar órdenes con las que no están a veces de acuerdo enfrentándose a situaciones límite donde su sensibilidad sale a relucir como el caso de los dos improvisados verdugos que lanzan los misiles. El tiempo en este caso juega un papel muy importante ya que condiciona que la niña pueda ocupar una posición más segura ante el ataque o precipita una serie de medidas y acciones relámpago.
Espías desde el cielo no es una película de espionaje más. Es un muestrario de modernos gadgets que van desde drones con formas animales a armas sofisticadas con mando accionado a distancia. Todos manejados por gobiernos que intentan cuando pueden pasar la patata caliente de ciertas decisiones a su vecino de silla. Poder militar y político que entran en discusión advertidos de una respuesta popular nada favorable. Hagan lo que hagan saldrán perdiendo tal y como se dice en la película.
El debate en Espías desde el cielo no solo gira alrededor de los derechos humanos ejemplificados en la inocente niña, vendedora de pan, sino en los límites a los que llega la vigilancia con cámaras por parte de los servicios de inteligencia. Está siendo vulnerada nuestra intimidad pudiendo convertirnos en posibles nuevos objetivos de una acción militar al entorpecer ciertas órdenes. En esto el director tiene mucho que decir ya que él anteriormente perteneció al ejército así que sabe bien de lo que habla.
No solo eso, además tendremos el gusto de saborear el último trabajo de Alan Rickman. Una película póstuma que nos presentará a un teniente general, al que nos creemos, cuando no le tiembla el pulso decidiendo la suerte de una niña de edad pareja a la de su hija si hacemos caso de la pista dejada en forma de muñeca comprada. Se nos fue un buen actor que no siempre vestía de mago.
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