¡Las escape room están de moda! Un juego que nació en Japón y se ha propagado como la pólvora tanto en América como en Europa. Sus reglas son fáciles de seguir, la recompensa es más complicada. Un grupo de conocidos o desconocidos tienen que colaborar en equipo para solucionar un enigma o puzzle, en el interior de una habitación que recrea un espacio concreto gracias a unas pistas que han sido ocultadas a su vista. La solución al mismo les permitirá escapar de ella antes de que se acabe un tiempo limitado, normalmente una hora.
De eso va, este film de Adam Robitel, el director de la fallida última parte de Insidious y el guionista de la mas que pasable Ghost Dimension, de la saga Paranormal Activity ¡A ver si una primera película le viene mejor! Seis desconocidos, hombres y mujeres, de raza blanca o negra, con edades muy diferentes, van a tener que estar muy unidos para salir vivos de una trampa mortal en forma de rompecabezas gigante o cube con varias salidas. Cada uno de ellos ha recibido una invitación personal e intransferible, a la manera del Game de Michael Douglas. Como siempre una empresa desconocida y moderna está detrás de todo este tinglao que usa a los seres humanos como conejillos de indias o ratones en el interior de un laberinto vigilado por cámaras.
El game master, puede ser uno de ellos o no, controlando todo el cotarro y el ingeniero es el que ha diseñado cada una de las salas en donde van a sufrir de todo nuestros protagonistas, eliminados por faltas o por una maquiavélica mente que carece de piedad humana.
La ficha negra estudia en la universidad, es un cerebrito que no puede dormir por las noches y que lleva muy mal eso de relacionarse con otras personas, la ficha lumbreras conoce al dedillo este tipo de juegos, los suyos con finales felices, un claro favorito a todas luces, la viajera conduce un camión y se sabe manejar en tareas cotidianas como la pesca en lagos helados, la rica es importante en una empresa moderna y muestra un comportamiento despiadado y egoísta de acuerdo a su filosofía de vida competitiva, la guerrera vive todo al límite y hace de su cuerpo una máquina de matar y por último la más debilucha, un joven fracasado sin metas en la vida que parece ser una propicia primera víctima.
Este film de suspense y terror, no se regodea en escenas violentas o gore a la manera de Saw, prefiere ser algo más light a la hora de la eliminación lo que hace que la muerte o las muertes sean menos sanguinolentas. Lo malo es que muchas de ellas nos las esperamos porque se cantan sin voz y eso hace que el climax decaiga al no existir sorpresa alguna. El ritmo es lento y pausado al principio corriendo al final de una manera que ya hemos visto antes ¡parece que a los directores y guionistas de repente se les acaba el tiempo, casi imitando a los protagonistas! Eso hace que las explicaciones que antes eran importantes para conocer a los jugadores y los espacios ahora vuelen a un ritmo frenético que puede ponernos muy nerviosos o sacarnos de la película. Los juegos de pistas que antes eran muy currados y enrevesados al final son más fáciles de completar y desdibujan el trabajo que hasta entonces estaba resultando bastante interesante con habitaciones con vista al revés o exteriores demasiado reales, a la manera Umbrella, de Resident Evil.
Como en un videojuego por fases el grupo de Escape Room va a tener que salir victorioso de diferentes trampas mortales que van a a querer quemarlos, helarlos, tirarlos, envenenarlos o estrujarlos entre dos paredes. Van a tener que afinar bien sus sentidos y confiar en ellos para que las cifras y letras vistas y los sonidos oídos les ayuden a salir indemnes de ese peligro llamado escape room. Su negro pasado les ha conducido a ese lugar, les ha hecho especiales, su presente es un gris con pesadillas que merecen ser olvidadas y su futuro se torna dubitativo en cuanto a las posibilidades de sobrevivir. La X del tesoro se marcará tras unos pasos meditados en donde mente y cuerpo se han unido en una combinación perfecta, una unidad que agrupa a los seis elementos. La pérdida de uno de ellos supone un handicap que promete emociones aún más fuertes.
Con un presupuesto modesto, unos actores y actrices desconocidos y un guion sencillo Robitel ha sido capaz de urdir un plan entretenido que solo se deshilacha en contadas ocasiones como si algo pesado no le dejara avanzar. Los tirones no tienen excusa pero se aceptan como ese todo ficticio que es manejado y controlado por papa guion. Un notable que se queda en aprobado mediano por quince o veinte minutos malditos. De todas formas nos queda una hora larga para disfrutar de este juego mortal que busca un continuará…