Dice la mitología griega que el rey cretense Minos recibía en su isla la visita de siete atenienses hombres y siete atenienses mujeres que eran sacrificados a un minotauro, en un laberinto mortal ideado por el arquitecto y artesano Dédalo. ¡Minos ha regresado en este año 2021! La organización clandestina que preparaba, diseñaba y activaba las escape rooms mortales a prueba de héroes en el 2019, busca nuevos retos para apuestas caras y arriesgadas. Siete jugadores y gladiadores que han vencido en ediciones anteriores se suman a la causa sin querer arriesgando de nuevo sus vidas como un funambulista que sobre una delgada cuerda no ve lo que hay debajo suyo. Si los primeros juegos de escape del film de Adam Robitel eran enrevesados, los de Escape Room 2 le superan en complejidad y desafio llevando a estos siete valientes a una playa, a un banco, las calles de una moderna ciudad o un vagón de metro con mucha chispa. No parece que haga mucha falta conocer las vidas pasadas de los sacrificados exceptuando las de los dos protagonistas supervivientes que buscan y claman por la venganza a los sucesos acontecidos en el film anterior. Escape room, es la hermana pequeña de fenómenos como Saw, Cube o Destino final pero no agrede como estas ni abusa del gore ¡ni siquiera lo roza! y tampoco lo pretende.
Los peligros se llaman ahora rayos láser, agua saiendo a borbotones inundándolo todo, arenas movedizas, lluvía corrosiva y ácida o descargas eléctricas con muy mala baba. Para intentar escapar y encontrar la salida en este laberinto la tímida y lista Zoey y Ben tendrán que seguir las mejores y únicas pistas que se encuentran desperdigadas en los lugares más insospechados. Cifras y letras para genios estadounidenses que les abrirán una puerta para la esperanza o les puede hacer caer en el agujero más negro. Si las secuelas psicológicasde los episodios anteriores y estos les dejan y si la ayuda llega a tiempo, conseguirán ver la luz tras el tunel bajo tierra o volarán lejos de sus captores como un Dédalo e Ícaro del siglo XXI, si por el contrario caen en la trampa y se dejan llevar por las emociones o tienen la tentación de no cooperar con los demás compañeros improvisados, el fin está cerca llamando con los nudillos con prisa y sin pausa.
Con poco presupuesto y un reparto desconocido esta segunda parte de la más que segura saga Escape room no puede tener miedo al fracaso de taquilla en tiempos de pandemia. Una fórmula que siempre suele funcionar y tiene su público como amantes del terror light o medio suspense.
Aprétense los cinturones, comprueben que sean seguras las barras del cochecito que no para durante casi noventa minutos porque el viaje en la atracción va a comenzar y no quiere dejar a nadie tirado en tierra o con miedo y confusión ante lo que va a experimentar allí. El algodón no engaña y después de pasar el Pronto y el paño habremos descubierto lo que se esconde aquí y allá ¿o a lo mejor necesitamos tercera parte?