El Rey de la Habana, sexo, drogas y son cubano

Existen algunas películas que intentan mostrar la realidad de un determinado lugar en un tiempo muy concreto. El rey de la Habana es una de ellas y su director el español Agustí Villaronga lo sabe. Intentó sin éxito que el rodaje se efectuara en la ciudad cubana pero ante la negativa de las autoridades como el ICAIC tuvo que desplazarse a Santo Domingo y San Pedro de Macorís en la República Dominicana. No obstante se había documentado tan bien, que aprendan los norteamericanos de esto, que realmente esto casi no se notó pese a que la capital de Cuba tiene unos colores, sonidos y olores inimitables.El Rey de la Habana

La Habana en los años 90 era un lugar peligroso, donde la miseria y la pobreza reinaban como el protagonista del film. Allí cada uno debía ganarse el pan de la manera que fuera aunque para ello se llevara por delante a más de uno. Un lugar donde la supervivencia era lo importante y donde el amor y el sexo eran moneda de cambio para poder volver a ver el sol al día siguiente. Ante este panorama Reinaldo se esfuerza por ser fuerte y no caer bajo sus pasiones aunque a veces flaquea y no lo consigue.

El Rey de la Habana no es una historia de amor como parece al principio sino un retrato de una sociedad que carece de numerosos recursos, como puede verse por ejemplo en las escenas del hospital tras la súbita aparición del ciclón El niño que busca un futuro con un sistema político que los asfixia y los ahoga hasta hacerlos desaparecer. Es también la visión de una cultura, con un lenguaje nacional y unas particularidades que a veces se nos escapan a los que no somos de allí y un folklore y una religión donde destaca la santería y personajes tan importantes como Changó o la Negra Tomasa.

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Los vicios de la carne con el sexo como máximo ejemplo y otros como el alcohol o el tabaco ¡qué grande ver a las mujeres cubanas fumando habanos! se mezclan con delitos tan importantes como el robo, la prostitución de las jineteras y el tráfico de drogas para acabar de ofrecernos una muestra de la mala vida que soportaban por aquellos años los nacidos en la isla caribeña. El baile representado en el son cubano no puede faltar en esta ecuación proporcionando la banda sonora al film y siendo de gran ayuda para evadirse de los problemas del día a día a aquellos que lo escuchan y gozan allí. Al principio extraña que se cuele algún que otro tema merengue, música de origen dominicano pero al haberse rodado en este país la idea no es tan descabellada. República Dominicana no prestó solo sus ciudades sino también parte de su encanto en forma de música.

El Rey de la Habana

Durante más de dos horas recorreremos las calles de la Habana Vieja a pie o en bici-taxi acompañando a Reinaldo. Seremos un turista más respirando la atmósfera de unos años difíciles y observando desde una posición inmejorable todo lo que sucede a su alrededor encontrándonos a veces en el sitio equivocado en el momento menos oportuno, testigos mudos de los actos más desesperados donde la violencia es la única opción válida pero la vida es difícil muchas veces y en Cuba ¡mucho más!

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