Todo o casi todo lo que se cuenta en El mundo abandonado, de la alemana Margarethe von Trotta, tiene una base real. La directora de la famosa Hanna Arendt vuelve al tema de la relación entre hermanas, recurrente en su filmografía, para narrarnos la historia de dos cantantes, una de jazz y otra de ópera que nunca se han visto desconociendo su existencia la una de la otra. Después de realizar ciertas averiguaciones y de remover un tanto su propia historia se darán cuenta de que les unen muchas más cosas de las que ellas piensan como por ejemplo su madre.
Muchos secretos se han mantenido ocultos y deben ser descubiertos, muchas preguntas sin respuesta que se han ido diluyendo en el espacio y tiempo. Un viaje relámpago a Nueva York hará que una de ellas conozca a su hermanastra comenzando así una relación muy especial, con dos personas que no se conocen pero que desean hacerlo.
La presencia masculina es testimonial quedando en un segundo plano tanto los dos padres de las hermanas como el ex y nueva pareja de Sophie. Parece que hasta el fantasma de la madre de ambas que siempre está acechando a Paul tiene mucho más que decir. Sus apariciones en forma de espíritu no solo incomodan y molestan a su marido sino que son las que verdaderamente instan a que él mismo tome la decisión de mandar a su hija a la gran ciudad norteamericana. Son el detonante junto a la foto en el periódico de esta búsqueda con happy end. En todas sus decisiones importantes parece que siempre hay una mano femenina presente.
Sin lugar a dudas la música es uno de los elementos que mayor importancia poseen en El mundo abandonado. Las dos mujeres son músicas y aunque cada una domina un estilo diferente las dos expresan o intentan expresar sus sentimientos a través de ella. No solo eso, una de las canciones interpretadas en esta película hace referencia al título. De esta manera podemos escuchar con una voz magnífica algo como He sido abandonado por el mundo de Friedrich Rückert a la que puso música Gustav Mahler.
El amor romántico es secundario, interesa mucho más el familiar con unas nuevas relaciones que nacen fruto de la casualidad más casual. De esta manera de la noche a la mañana Sophie que ha sido abandonada por su novio en Alemania y que mantiene una relación algo distante con su padre ha pasado a tener nueva pareja, nuevos amigos y nueva familia cambiando su anterior repertorio musical triste y melancólico por otro mucho más alegre gracias a su nueva vida.
No puedo olvidarme de algunas escenas que me han sorprendido gratamente como por ejemplo la divertida y cómica pelea entre ancianos que parece rodada a cámara lenta o la interpretación de las canciones en el pub donde Sophie trabaja llenas de pasión y con gran corazón. También la escena de la visita a Rosa, aquella mujer que crio a la hija oculta que tiene tintes autobiográficos pues la propia madre de Margarethe al final de sus días padeció Alzheimer.
La rocambolesca historia de Caterina y Sophie está plagada de casualidades y zancadillas al destino y quizás eso es lo que puede a veces mantener en constant tension al espectador pero quizá falla en el ritmo, algo lento para mi gusto que hace que a veces algunos podamos desconectar. Es el pecado más grande de un largo que en ocasiones pincha en hueso.
Carlos Campoy
Pablo Parrilla
Paco Casado