El personaje del Capitán América nació en los años 40 como elemento de propaganda patriótica en los inicios de la II Guerra Mundial. Además tiene el honor de ser el primer comic que saltó la barrera de la edad adulta. El Capitán América se hizo especialmente popular entre las tropas norteamericanas que se encontraban luchando en el frente europeo. Así, el comic pasó de ser una cosa de niños a ser una lectura para adultos.
Todos estos elementos están perfectamente reflejados en la divertida y lúdica adaptación del Capitán América del siglo XXI. Planteada con la misma inocencia del cine de la época es en su tono donde esta película triunfa de forma contundente. La candidez de Steve Rogers es la candidez de la historia: el debilucho y buenazo Steve Rogers recibirá a bendición de convertirse en un supersoldado capaz de inspirar a todo el que tiene alrededor. La excelente primera parte de la película nos introduce en toda la época y la simple pero eficaz psicología del personaje nos cautiva de lleno. Cuando llega el momento de que Rogers se convierta en el Capitán América ya estamos conquistados por la ambientación y la pureza del relato.
Como ya comenté en la reseña de Thor todo forma parte de un calculado plan por parte de Marvel. Aun así se agradece la disparidad de las propuestas: si Thor apostaba por la autoría shakespeariana de Brannagh aquí se decantan por la eficaz falta de personalidad de un artesano como Joe Johnston. Con la mirada puesta en la muy reivindicable Rocketeer y su participación en la excelente serie de El joven Indiana Jones, Johnston muestra un especial esmero en la ambientación casta y pura de los años 40. Cierto es que una inyección de carisma hubiese elevado este Capitán América a unas cotas sobresalientes, pero tampoco está la cosa como para quejarse demasiado viendo otras propuestas actuales en el mercado como la insulsa Green Lantern.
Especialmente destacable también es la evolución del personaje durante toda la película, perfectamente reflejado en sus trajes. Empezando por el ridículo disfraz de las alitas en la cabeza hasta llegar al contundente uniforme de supersoldado. De este modo, vemos la construcción del héroe como inspiración, independientemente de banderas y nacionalidades. Desgraciadamente, el malo es lo de menos y se convierte en una pequeña excusa para hacer avanzar la acción. Una diminuta pega que no desvirtúa el disfrute de la cinta pero al que se le podría haber sacado un poco más de partido.
Esta es la película que El Capitán América se merecía tras las desafortunadas adaptaciones que había sufrido el pobre (y aun no las hemos analizado todas). Es curioso que hayan hecho falta hasta cuatro intentos para que alguien hiciese algo digno con un personaje tan rico como éste. En cuanto al 3D destacar el mimo con el que está realizado y aunque sin ser nada espectacular no es nada desdeñable.
Y llegamos al subtítulo, El primer vengador. Esta es la última pieza de todo el engranaje que culminará con Los Vengadores y comenzó con Iron Man. Un año tendremos que esperar para ver qué le han dejado hacer a un frikazo como Joss Whedon, una apuesta curiosa la de poner a un director inexperto en el cine, curtido en fracasos y con una legión de fans reseñable. Por último, aconsejaros que no salgáis corriendo cuando salgan los créditos. Avisados estáis.
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