Todo parecía indicar al principio que un botón iba a ser el principio y final de todo lo que se cuenta en El botón de nácar, documental del chileno Patricio Guzmán, el segundo de una trilogía que comenzó allá por el año 2010 con La nostalgia de la luz, pero eso no es cierto pues en verdad es el agua el hilo conductor de un trabajo que explora los orígenes y la historia más trágica de este país, concretamente la zona de la Patagonia occidental, al sur de Chile. Allí hace años los aborígenes vivían y habitaban estas tierras felices mirando y adorando a las estrellas.
Esto lo atestiguan los cuerpos tatuados con pinturas que exhibían estos mismos hombres tratando de representar el cielo y sus astros. No solo eso, esa tierra les obsequiaba con todo aquello que necesitaban cazando y pescando en sus aguas además de navegar por un océano que les hablaba y les contaba mil historias de sus antepasados. Por allí tiempo después pasaron sus descendientes como Martín G. Calderón o Gabriela Paterito quienes cuentan a la cámara sus experiencias por esos lugares. Fueron estas mismas aguas las que vieron alejarse a Jimmy Button, el engañado indígena que fue llevado a Inglaterra por el capitán Fitzroy en 1830, vendido por un botón de nácar o las que fueron testigos de dos genocidios tiempo después. El primero de ellos fue perpetrado por los colonos chilenos que llegaron hasta allí y que decidieron exterminar a los antiguos habitantes, los cinco clanes aborígenes, con una terrible cacería humana.
El segundo es posterior y acabó con muchos simpatizantes y seguidores de la política de Salvador Allende cuando la dictadura cívico-militar de Augusto Pinochet entró en el país en el año 1973. Los cuerpos torturados y asesinados de todos esos hombres y mujeres tuvieron como tumba las arenas de esas aguas. Varios estudios e investigaciones han sacado a la luz la manera en que fueron arrojados al mar y también han descubierto, en los rieles que les acompañaron en su viaje a las profundidades, incrustado un botón de nácar como aquel que traicionó a Jimmy Button. Son la huella y la prueba de un crimen que no ha tenido castigo, una mancha muy muy negra en su historia y algo que nunca se podrá olvidar aunque pase mucho tiempo.
El film de Patricio Guzmán reúne a varias personas vinculadas al mundo del arte, como la pintura y la fotografía, al mundo de la literatura, como la poesía y otros estudiosos de la historia y antropología que le han querido poner voz y música a todo lo que ha ocurrido allí.
El agua se convierte así no solo en un transmisor de la cultura e historia chilena sino también en un ente vivo que merece un estudio más en profundidad adquiriendo un misticismo y una espiritualidad muy especial, adquiere un sentido nuevo que se abre camino con este documental y que le pone en comunicación y en sintonía con los planetas tal y como se explica en el speech que Patricio Guzmán hace cuando habla de este elemento contenido en algunos planetas y estrellas de nuestro sistema solar.
La información aportada y la manera tan original de transmitirla le han valido a El botón de nácar el premio del Oso de Plata en la Berlinale del 2015 como mejor guion del jurado Ecuménico. Eso hace que sea necesario un visionado en nuestro país.
1 comment
Qué manera de contar la historia de Chile! Solo Patricio Guzmán sabe tratar eso así con sus documentales. La producción de Mediapro y Jaume Roures y la genial fotografía también ayudan.