La XVI edición de DocumentaMadrid 2019 se abrió con Manu, retrato íntimo que la directora belga Emmanuelle Bonmariage realiza de su padre, el cineasta Manu Bonmariage. El filme parece encuadrarse dentro de una serie de obras, dirigidas curiosamente por mujeres cineastas, que pretenden mostrar la personalidad de sus progenitores de una manera más personal. El largometraje no se encuentra tan lejos de títulos recientes como A volta ao mundo quando tinhas 30 anos o Construindo pontes. Como en los ejemplos mencionados, la cinta sacrifica cierta neutralidad para ofrecer una descripción más cercana del biografiado donde la directora aporta elementos de su relación personal.
Manu repasa la trayectoria personal del artista, uno de los representantes del denominado cine directo, pero distanciándose del habitual repaso más o menos convencional. La realizadora decide mostrar al cineasta y padre en su particular crepúsculo, cuando sufre la enfermedad de Alzheimer que va poco a poco destruyendo sus recuerdos. Así somos testigos de cómo el autor de Babylone revisa sus propias películas o rueda de manera casi imparable con su cámara de vídeo aquello que le está pasando. Todo ello mostrando la relación del propio retratado con el equipo cinematográfico que le graba.
A la vez, la directora pasa revista a algunos acontecimientos de su trayectoria, como un envenenamiento con arsénico que casi acaba con su existencia o las diferencias que tuvo con Jean-Luc Godard.
No obstante, más allá de los datos que aporte sobre Bonmariage, el largometraje logra esa intimidad difícil de encontrar en los homenajes en forma documental. En algunos momentos, como la reunión del realizador con uno de sus antiguos colaboradores que rememora el momento en el que el director estuvo a las puertas de la muerte, Manu consigue una alta intensidad emocional que raramente se hallan en los rutinarios repasos de las carreras artísticas a los que estamos acostumbrados.
Quizá el principal hándicap de este trabajo sea que la obra de Manu Bonmariage no sea más conocida en España y el espectador, incluso aquel interesado por la no ficción, no acabe de saborear del todo un tributo más que recomendable.