¿Cuál es el precio justo del último escaparate Guy Ritchie en cartelera? A jugar… Abrimos el telón y presentamos Despierta la furia, un film policíaco, remake de la francesa Le convoyeur, del año 2004, con un jungla de asfalto llamada Los Ángeles donde se mueven y cazan animales salvajes como vengativos ladrones, ex soldados asesinos, inhumanos pederastas y cobardes seguratas que conducen furgones blindados transportando millones de dólares. Estos tigres y leones sin escrúpulos y de moralidad cuestionable que se te comerían vivo si tuvieran la mínima oportunidad se desplazan sobre cuatro ruedas como marcha la relación desde hace años entre Jason Statham y el director británico.
Despierta la furia bebe de otras producciones del pasado como la noventera Heat, Asalto a la comisaria del distrito 13 o Juego de ladrones donde la acción combina en color y calor con tópicos típicos como la investigación criminal, planes perfectos de robos imperfectos o persecuciones y tiroteos automáticos en exteriores o interiores antibalas donde la testosterona y virilidad agarran el volante con fuerza. Statham es H, un tiburón entre peces pequeños que habla poco, desayuna boinas verdes o come alambre de espino, mea napalm y puede traspasar el culo de una pulga de un tiro a 200 metros. Antes de eso tendrá que pasar varias pruebas como un tutorial de videojuego cualquiera en un primer día de curro donde los nervios están en a flor de piel dura. Statham y Ritchie, una relación que no huele a pólvora mojada sino a chamusquina pero de la buena.
El sello de Ritchie sigue intacto aunque en menor cantidad como un cuentagotas que necesita menos dosis para satisfacer lo suficiente al espectador casual que pagará su entrada este fin de semana. Las ráfagas de violentas escenas con ritmo vertiginoso y el negro humor se reparten en una narración poco convencional donde los flashbacks y los saltos temporales sirven para completar el sentido general del conjunto. Distintos puntos de vista como cámaras que disparan sus instantáneas en movimiento, sin miedo a revelar la verdad que interesa en cada momento y en cada lugar ¡lo mismo pero diferente!
Lo rutinario se vuelve excepcional en sus manos, los bajos fondos se presentan con sus mejores galas, planchadas y preparadas para la ocasión como el uniforme de una faena que debe completarse en un tiempo determinado. Los secundarios lucen sin querer y aunque parezca que solo están ahí para cobrar el cheque ¡Andy García o el desaparecido Josh Hartnett! en el fondo aportan lo suyo y lo de sus compañeros.
Los granitos de arena suman desierto pero no uno muy brillante bajo el sol de la mañana, uno con oasis con denominación de origen desperdigados por doquier. Los tuaregs sustituyen sus ropajes azules y oscuros que ocultan y protegen casi todo su cuerpo e intenciones ¡excepto los ojos y cicatrices de guerra! con armaduras de frío hierro y chalecos diseñados para el combate. Son hombres sedientos de poder y dinero que a veces se esconden como topos en oscuros agujeros pero a la hora de la verdad no vacilan nunca y no retroceden jamás, como el cine de Ritchie ¡gracias a Dios!