Tsai Ming-liang se ha ganado a pulso ser uno de los directores más influyentes a la hora de explorar los límites del cine y replantearse cual es el papel que este debe tener en nuestras vidas. Hace ya varios años que abandonó su vertiente de cine más narrativo en el que se encuentran películas espléndidas como Viva el amor o The Hole y se adentró en una faceta más de experimentación y reflexión sobre el medio cinematográfico. Entre sus últimas obras destaca Walker película que retrata a un monje budista caminando por las calles abarrotadas de Hong Kong y cuyo formato repitió en Journey to the West y en No No Sleep. Su reciente trabajo relacionado con la realidad virtual no deja de ser el germen del nacimiento de una película como Your Face, una experiencia directa y física con la realidad.
Describir en que consiste Your Face es algo sumamente sencillo. Es una película formada por primeros planos de poco más de una decena de personas. Planos de ciudadanos de Taipei cuyos rostros puedan contarnos cosas sin la necesidad de que existan las palabras. Por esa misa razón Ming-liang puede permitirse tanto que una persona explique su vida directamente de forma verbalizada o que esta se explique por si sola viendo un rostro buscando una distracción durante un largo periodo de tiempo o simplemente quedándose dormido. El resultado del experimento no es solamente interesante sino también hermoso. Recuerda mucho a la película Shirin de Abbas Kiarostami, film compuesto únicamente por los rostros de varias mujeres reaccionando al visionado de una película.
Hay que reconocer que Your Face pueda no ser un plato a gusto de todos. La ausencia de un hilo narrativo o de unos códigos documentales a los que estamos acostumbrados pueden causar recelo en el público. Pero es precisamente en esta reinvención de los códigos y de la forma en que se cuentan las historas donde yace el máximo interés de películas como Your Face.