Memoria es una obra única dentro de la filmografía del director tailandés Apichatpong Weerasethakul. Por un lado es el primer largometraje que rueda fuera de su país natal, eligiendo Colombia como lugar donde emplazar su historia, un país que comparte parecidos razonables con Tailandia, no solo por su bagaje cultural sino por estar rodeado de zona selvática. Por otro lado es el primer largometraje que cuenta con una actriz de renombre internacional como es Tilda Swinton; acostumbrado a trabajar con actores no profesionales, Apichatpong cuenta en esta ocasión con el abrumador talento de la actriz británica. Memoria sirve como toque de atención para dar a conocer la cinematografía de uno de los directores más fascinantes en activo y también para acostumbrar a nuevos espectadores a verdaderas joyas cinematográficas que suelen ser rechazadas por su lenta cadencia narrativa.
Memoria es una clara película de ciencia ficción. Sorprende teniendo en cuenta el tipo de películas de Apichatpong, que pese a mostrar muchos elementos singulares y fantásticos, hasta el momento no había realizado una obra que pudiese enmarcarse totalmente en este género. Pero si el espectador pretende ver una película repleta de peleas estelares y efectos especiales saldrá de la sala de cine bastante decepcionado. Memoria es una película sobre la percepción, donde el tiempo y los espacios cobran un nuevo sentido. Tilda Swinton interpreta el papel de una extranjera que visita a su hermana pequeña en Colombia. A partir de ahí realizará un viaje en el que conocerá desde un joven músico hasta una arqueóloga que le hará partícipe de sus excavaciones. Pero hay algo inquietante que parece afectarla constantemente, la presencia de un sonido esporádico que solo ella escucha y del que no consigue desvelar su procedencia. Poco a poco irá conviviendo con él y acercándose al “orígen” de su fuente. La revelación final cambiará su percepción del mundo y el descubrimiento impresionante de una realidad extrahumana.
Apichatpong nos lleva de la mano por una película que puede resumirse como una mirada cinematográfica y visual no solamente inquietante, atractiva y fascinante sino también única. Sonará a cliché, pero Weerasethakul es un director absolutamente incomparable y con una sensibilidad fuera del alcance de muchos.