Después de todo lo que ha significado el regreso de la saga Star Wars con su séptima entrega ha pasado prácticamente desapercibida la noticia de que otra de las grandes sagas del universo cinematográfico volvía a la gran pantalla también con una séptima entrega. Se trata de Rocky, una de las sagas probablemente más menospreciadas y a la vez más relevantes del séptimo arte. Sylvester Stallone, con tan solo un millón de dólares de presupuesto, consiguió con su primera película iniciar la carrera de uno de los personajes más icónicos y característicos de la historia. Sacó el máximo provecho al fenómeno con seis películas, un número quizás excesivo pero que los fans agradecen. Cuando todo el mundo pensaba que el universo Rocky no podía llegar más lejos ha conseguido reinventarse de forma sumamente inteligente con Creed. La leyenda de Rocky.
Una de las grandes críticas que precisamente se llevaba el regreso de Srtar Wars era su excesiva dependencia con el legado que llevaba a sus espaldas. Creed. La leyenda de Rocky, en cambio, sin renunciar a este legado consigue iniciar una nueva faceta en el universo Rocky. Adonis Johnson, el hijo bastardo de Apolo Creed, es acogido por la viuda de Apolo tras haber pasado por varios correccionales. Consigue vivir una vida acomodada pero lleva en la sangre el instinto boxeador de su padre y decide dejarlo todo para dedicarse a él. Tras no conseguir que nadie le entrene en California se traslada a Filadelfia para intentar que Rocky sea su entrenador. Adonis se apoya en la deuda y amistad que Rocky tiene con su padre para convencerle. Tras insistir, Rocky accede a ser su entrenador y llevarle hasta lo más alto en el mundo del boxeo.
Aunque la línea argumental es evidente, Creed. La leyenda de Rocky consigue resolver todos los clichés con bastante soltura. La obra no se niega en ningún momento en abusar de la epicidad de los actos, de los entrenos y de los combates. Y estos, pese haberlos visto anteriormente mil veces consiguen aportar algo nuevo, argumental o estéticamente. Por ejemplo, el primer gran combate de la película está rodado en un plano secuencia de varios minutos que resulta realmente memorable.
Creed. La leyenda de Rocky no reniega en ningún momento de sus antecesora Rocky, al contrario, bebe de ella y no se limita a copiarla sino a sugerir pequeños detalles que los verdaderos fans reconocen inmediatamente y a adaptar grandes momentos reinventándolos, no simplemente copiándolos. Una de las grandes “pegas” que se le puede sacar a la película es que juega en exceso con la sensibilidad del espectador. La película está creada no solo para satisfacer las ganas del espectador fan sino también para emocionarlo y dejarlo anonadado en su asiento.
La obra funciona, y funciona sorprendentemente bien, no solo gracias a la interpretación del personaje protagonista (que no llega a destacar por completo) sino al gran papel que ejerce Sylvester Stallone. Ganador ya del Globo de oro a mejor actor de reparto tiene toda las papeletas para ganar también el Oscar. Y no es de extrañar ya que se lo merece no solamente por los grandes momentos y películas que nos ha regalado, sino también por su papel en la película. Stallone interpreta el papel más crepuscular y duro de toda su carrera, sin dejar de lado el carisma y humor que lo caracteriza. Es probablemente el Rocky más humano, real y convincente. Solo por el efecto nostálgico y una de las interpretaciones más memorables de Stallone, Creed. La leyenda de Rocky es la película más vibrante y emocionante que llega este fin de semana a nuestra cartelera.
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