Hay películas que juegan con los espectadores, los mueven a su antojo sin ni siquiera ellos saberlo. Tom Geens, ha declarado que su Couple in a hole bebe de esta premisa. Esa mezcla de géneros de la que hace gala, un suspense incontenible y un drama surrealista oscuro y embarrado, vuelve del revés aquel que se atreve a visionar un trabajo como este. Lo confunde y acaba por desorientarlo como a los protagonistas del film que deambulan por el bosque de día o de noche para acabar bajo tierra o buscando recuerdos en casas destruidas por accidentales incendios.
Todo el rodaje fue muy duro, con condiciones meteorológicas complicadas en el Pirineo francés o imprevistos no deseados como lesiones sorpresa. La idea original de la que parte esta historia, una pareja madura de clase media que vive en un agujero en el bosque, se complica con la explicación de la causa de esta extraña vida. Este matrimonio sin hijos, sobrevive en un medio hostil aislado del resto del mundo, entre ellos unos niños curiosos y una pareja de vecinos que son responsables de su mal. Cada uno de ellos reaccionará ante las adversidades y se enfrentará a su nueva situación y condición de distintas maneras, una guardando un luto eterno y luchando menos de lo que debería abandonándose, el otro escapando cuando puede del agujero para salir de ese aislamiento y hacer amigos.
No estamos ante una vida post apocalíptica, es un presente muy real, una desagradable realidad de larvas y entrañas ensangrentadas que se desnuda para limpiar su piel cuando hay lluvia. Esperanza doliente que huele a tierra mojada y a sangre reseca. Couple in a hole es un regalo para la vista y los sentidos que ha sido premiada en numerosos festivales y que espero repita éxito aquí.