Resulta fascinante como la reiteración del uso de un determinado espacio en las películas puede generar un género/subgénero específico en el séptimo arte. La cárcel ha sido la protagonista de decenas y decenas de películas, cada una de ellas enfocada desde distintos puntos de vista. Cadena Perpetua, La milla verde o Fuga de Alcatraz son tres ejemplos de grandes películas que han sabido aprovechar y entender todo lo que la prisión puede aportar. La cárcel es un espacio muy atractivo porque tiene sus propias reglas ajenas al mundo real y es un sistema sofisticado donde el peligro y la tensión están a la orden del día.
Convicto, pese a pasar única y exclusivamente dentro de una prisión es una película que trata un conflicto universal y que aprovecha las condiciones extremas del entorno para llevar a sus personajes hasta sus límites. Convicto narra el conflicto paternofilial entre dos individuos extremadamente violentos y con una visión muy particular sobre la vida. El padre (Ben Mendelshon), está condenado a cadena perpetua, el hijo (Jack O’Connell) ha cumplido los 18 años y ha sido trasladado, desde un centro de reforma a la prisión en la que se encuentra su padre.
Los primeros minutos de metraje son llevados enteramente por el adolescente, cuya extremada inteligencia se alía con su fuerza bruta para hacer imposible su adaptación entre carcelarios. En este sentido, la interpretación de Jack O’Connell es soberbia, con tan solo 24 años apunta como uno de los mejores actores británicos de la actualidad. La cinta explora perfectamente el carácter bravo del joven y los primeros conflictos con su padre se demoran y aparecen progresivamente a medida que avanza el film. El problemático nuevo prisionero será sometido a una terapia en grupo encabezada por un personaje ajeno a la prisión interpretado por Rupert Friend, del que sabemos muy poco. A medida que avanzan las sesiones, el joven prisionero deja de ser tan problemático, aprende a controlar su ira y hace amigos dentro de prisión. Pero los conflictos con su padre y con los funcionarios corruptos de la cárcel ocupan una segunda mitad de metraje cargada de tensión.
El tratamiento original del conflicto entre padre e hijo mil veces mostrado en la gran pantalla está acompañado de una atmosfera realista que el director de la cinta, David Mackenzie, consigue transmitir a través de la elección de planos (travellings y planos en constante movimiento) y la construcción de unos personajes que detrás de su fachada violenta esconden un sinfín de sentimientos.
Convicto recurre varias veces a los grandes tópicos inevitables que surgen en este tipo de obras, pero consigue ser original gracias a su especial tratamiento realista y sobre todo gracias a la magnífica interpretación de los tres actores que encabezan el film. Acción, testosterona, violencia, drama pero también sentimiento y un poco de amor, protagonizan esta obra.
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