No se llamen a engaño, Comanchería me ha gustado, o mejor dicho, ha cumplido completamente su función, me ha entretenido mucho mientras la he visto en el cine. Ha aplacado mis ansias de ver una película decente, con un guión sólido y unas interpretaciones notables, además de una dirección bastante cuidada en lo que a esfuerzo minimalista se refiere, no lo puedo negar. Pero la dejé reposar un par de días y empecé a penar en qué es lo que tenía Comanchería que en el fondo me generaba cierta desazón en mi pequeño corazoncito de espectadora, y creo que he dado con ello: los personajes femeninos.
A simple vista podéis decirme, bah, pero si es que Comanchería no tiene personajes femeninos protagonistas, es una historia de dos hermanos ladrones de bancos a los que persiguen dos policías cabezones, es lógico que te chirríe porque no es una historia donde las mujeres tengan nada que decir, tampoco vamos a meter la baza feminista en todo, vamos, que es una historia de machos, mujer.
Y sí, bueno, aceptaría ese argumento si me lo queréis dar porque soy una persona de mente abierta, pero lo aceptaría mejor si efectivamente no salieran mujeres en el filme, o si su papel fuera tangencial (como el caso de la ex esposa de uno de los dos hermanos ladrones, tan vacía de registro que parece que no sabe qué cara ponerle al ex cada vez que lo tiene delante, ¿de asco?, ¿de hastío?, ¿de agradecimiento?, tú mira para el suelo y así lo arreglamos para que quede ambiguo, parecería que le dijeron). Pero ah, queridos lectores, no es el caso, no, que va. Hay secundarios femeninos, y casi todos con mucha más intención que el de la ex del guapo protagonista. Dejen que les enumere los que más me llamaron la atención:
1.- La cajera vieja: La cajera vieja es el primer personaje sobre el que se fija la acción. Ella está ahí, fumando hastiada antes de abrir el banco, y luego, cuando los ladrones la atracan, se permite el lujo de intentar darles lecciones morales. Es el típico personaje del trabajador alienado, pero tiene un plus, porque ella, con su pelo y su vestido histrión, es la encarnación de la típica madre, sí señor, la típica madre que se cree que puede decirte que si pides perdón haremos como que no ha pasado nada y tu padre ni se enterará. Si fuese un personaje masculino ese punto no sería tan eficiente, porque a un personaje masculino se le da un hostión en la boca en cuanto entra por la puerta, claro.
2.- La camarera joven: La camarera joven cumple con el cliché de la desesperada. Esa mujer está dispuesta a cualquier cosa, ya sea por tener un golpe de suerte que la saque de su hastío diario, ya sea por una propina. La desesperada se acerca a tientas hasta ver cuánto de ti puede conseguir, y luego, cuando alguien intenta arrebatárselo, saca los dientes y las uñas. Si fuese un personaje masculino no sería tan eficiente, porque pierde el punto sexual, ¿ha conseguido la propina por su trabajo eficiente, o por ser más amable de la cuenta con el guapo ladrón
3.- La cajera joven: Este cliché está muy claro, es la tonta del culo. Además de mujer, jovencísima. Un mono de feria podía haber estado detrás de la caja igual. Fácil de amedrentar, ¿por qué es una mujer?, un hombre hubiera podido ser igual de efectivo si le amenazan con tocar a su familia… ¿o no?
4.- La recepcionista del hotel: No sé comentar este personaje sin hacer spoilers, pero realmente me lo pone muy fácil para asignarle un cliché…
5.- La puta del casino: Mírala ella, tan mona, y todo lo que quiere es tu dinero, como si no estuviera claro, hay que meterle humillantemente las fichas por sálvense las partes. Por favor… esto nos lo podíamos haber ahorrado, Cuídate de las mujeres malas…
6.- La camarera vieja: Esta camarera vieja y pellejú es la encarnación de la vieja borde a la que no aguanta ni su puñetera madre. Los dos policías comentan que vaya tela con la señora, y se rien a sus espaldas, jeje, qué carácter tiene la vieja.
Entonces tenemos a la puta, a la vieja borde, a la tonta del culo, a la desesperada y a la típica madre. Ya sé, ya sé, me dirán que es un comentario simplista y reduccionista y que Comanchería tiene mucho de bueno, que no me fije en estas minucias… Pues vale, se lo admito. Les diré que me fijo porque puedo, porque ciertamente me doy cuenta de que la visión de la mujer en un filme tan entretenido es histriónica, y porque me gustaría quizá ver a una tía fuerte en tierra de vaqueros, qué sé yo, déjenme soñar.