Carol

Carol, un amor que domina los sentidos

Aquí tenemos a Carol, otro film nominado a los Oscar que espera dejar su impronta en la próxima gala sobre todo en las categorías de interpretación de sus dos protagonistas femeninas. Dicen todos que sobresalen por su actuación: Rooney Mara, la princesa Tigrilla de la última película dedicada a Peter Pan y la siempre elegante y majestuosa elfa Galadriel, la australiana Cate Blanchett y dicen bien porque sin duda son ambas capaces de subir el nivel de una película que en cuanto a la historia no es muy original. Es en su simbolismo donde el largo del director Todd Haynes, famoso por el film melodramático Lejos del cielo tiene muchas cosas que contar.

Carol

Carol narra la relación amorosa que se establece entre dos mujeres en los conservadores años cincuenta norteamericanos. Una conoce ya de sobra su orientación sexual y la otra comienza a andar los pasos de la misma. Una se convierte en maestra experimentada y la otra en alumna que se deja llevar por algo nuevo que ha nacido.

Tengo que reconocer que me ha gustado el punto de rebeldía que demuestra Cate Blanchett negándose a seguir las normas establecidas para una mujer de su posición y enfrentándose a la sociedad de su tiempo finalmente saliendo ganadora del combate. Prefiere su vida lejos de su marido e hija, perdiendo su custodia, con tal de no traicionar sus preferencias sexuales femeninas. He de admitir sin embargo que no me ha agradado esa especie de gusto a juego perverso con jovencitas a las que puede dominar y controlar. Therese está confusa y Carol es la que le obliga en cierta manera a dejar a un novio que le quiere y que desea lo mejor para ella.  Le influye a su manera por puro egoísmo para que cambie de vida y cuando quiere aparta a la joven o la intenta reconquistar según le apetezca o considere adecuado sin tener en cuenta los sentimientos de su pareja.

Carol

Carol es una explosión de los sentidos. Los cinco son potenciados al máximo por las dos mujeres en el momento en que coinciden. Es vista porque la relación es fruto de un flechazo y la reconciliación se comienza a fraguar con un nuevo juego de miradas a cámara lenta. Es oído porque la música tiene un papel muy importante demostrado en el regalo que Carol le hace a Therese en forma de disco y en el tema que ella interpreta a piano en su casa cuando va a pasar una noche allí. No solo eso, una serie de escuchas espías por parte de un detective privado posibilitaría la derrota de Carol en los tribunales. Es olfato cuando ambas hablan de los perfumes que se ponen y prueban otros tantos. Es tacto en los muchos momentos que se están tocando o rozando sus cuerpos manteniendo una relación oculta pese a estar en la misma habitación que los demás o cuando con elegancia y pudor el director nos muestra las escenas íntimas de cama apareciendo el gusto cuando a través de una reunión para comer o cenar comienza y renace su relación.

El simbolismo del color rojo es uno de los detalles que más llama la atención. Representa el pecado, lo prohibido y puede verse en toda clase de prendas como gorros o abrigos y en algunos muebles. Simboliza lo transgresor, lo que va en contra de las tradiciones más conservadoras en ocasiones relacionándolo con el comunismo que tiene en este color su bandera.

Carol

Carol se convierte en el centro de las vidas de todos siendo el motor de ellas y convirtiéndose en el deseo de su corazón. Es paradójico que ella se sienta en ocasiones sola cuando a su alrededor todos y cada uno de ellos se desvive por ella y han demostrado que la aman a su manera. Su hija, su marido, su amante y su mejor amiga la necesitan aunque ella parece no darse cuenta. Es por eso que el título le viene como anillo al dedo. No podía ser de otra forma. Pronto sabremos si a este film británico le toca algún premio gordo el próximo 28 de febrero.

¿Conseguirán Catte Blanchet o Rooney Mara ganar el Oscar al que optan?

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