Continuamos con el inicio de la edición del BCN Film Fest de este año con una comedia de Álvaro Díaz Lorenzo, director que ya tiene un nombre dentro del género en el panorama nacional. Películas como Los Japón o Señor, dame paciencia tuvieron un grato recibimiento por parte del público, convirtiéndose en cintas realmente rentables en taquilla. Por otra parte, la crítica las dejó a la altura del betún, por lo que suele haber cierta polémica en su éxito y con La lista de los deseos nos vemos ante un panorama parecido.
La premisa de La lista de los deseos no es demasiado original. Una chica joven descubre que tiene cáncer y decide hacer una lista de cosas que hacer antes de morir. La cinta seguirá a nuestra protagonista y dos amigas por diferentes aventuras donde no solo cumplirán sus deseos sino que crecerán como personas. Dentro del género de las tragicomedias hay una cierta tradición en las premisas de “me voy a morir así que tengo que vivir mi vida de forma muy intensa en poco tiempo”. Un ejemplo sería Last Holiday de Wayne Wang con Queen Latifah o la gran predecesora tanto en título como en contenido The Bucket List. Películas dirigidas para casi toda la familia, siempre con ciertas pretensiones de feel good comedy pero sin dejar de lado ese regusto amargo tan característico.
Un acierto del film son sus localizaciones, que recorren parte de la costa andaluza y marroquí. Los paisajes se tornan prácticamente en los protagonistas de la trama y reiteran la filosofía tan popularizada por Come, Reza, Ama del viaje como camino para descubrirse y avanzar. Cabe decir que durante un segundo creímos que la película iba a tomar un camino diferente al enseñarnos como la protagonista se arrepiente del viaje y de esa voluntad de solucionar el pasado con buenas intenciones y una caravana, pero, efectivamente, este giro de guion duró poco más de cinco minutos. Una pena, ya que esa decisión sí que hubiera sido una apuesta diferente dentro del género.
La sensación general de La lista de los deseos no es demasiado buena, aunque sí creemos que es un film necesario, no tanto por el mensaje patente y directo de carpe diem, sino por la necesidad que tenemos dentro del cine español de tener más cintas protagonizadas por mujeres y que hablen temáticas femeninas. Lo interesante para la próxima vez sería que también estuviera dirigida por una mujer, pero eso ya es otro tema.