En una ciudad como Tel Aviv cabe de todo. Los israelíes conviven con palestinos que cara a la galería siguen la religión a pie juntillas y que por detrás se ríen de ella u otros que directamente viven con libertad ajenos a lo que en el pasado sus padres les inculcaron, una férrea educación basada en la doctrina árabe. En la república independiente de su casa las tres jóvenes protagonistas abren la puerta a amistades, futuras parejas y novios presentes celosos y posesivos que se cuelan en sus vidas intentando llevarlas por el buen o mal camino según quien sea el guía. Modernidad contra tradición, libertad y feminismo contra control y machismo. Muchos juegan al despiste, unas apariencias que en la intimidad de una habitación desaparecen y hacen daño. En Bar Bahar. Entre dos mundos la directora húngara Maysaloun Hamoud dirige su mirada hacía el sexismo y el racismo que todavía pervive en menor medida en las calles de Tel Aviv y mucho más profundo en los pueblos alejados de las grandes urbes. Allí las gentes de más edad esperan que sus hijos cumplan sus deseos y se conviertan en padres y madres de familia con unos roles muy marcados. Las mujeres obedecerán a su marido en todo y se quedarán en casa cuidando de sus hijos, por el contrario el hombre trabajará para llevar el jornal a su hogar y tendrá completo control sobre su esposa.
En contra la noche nos brinda la oportunidad perfecta de conocer cómo se desenvuelven algunas mujeres de hoy en día, que salen a divertirse después de haber estado trabajando durante toda la jornada. Dos mundos, el de la tradición y el de la modernidad que comparten mismos espacios y tiempo pero que sin embargo no se parecen en nada, incluida una vestimenta y unos hábitos muy diferentes. En Bar Bahar. Entre dos mundos la amistad triunfa y el compañerismo sale vencedor cuando algo amenaza la paz de esa casa. Una para todas y todas para una en un enfrentamiento directo con el peligro, con la injusticia que combate en la sala la buena abogada criminalista Leila. Un plan maestro en defensa de valores invisibles todavía en determinados lugares.
El rap, hip hop y rock electrónico de DAM o Tiny Fingers inundan cada una de las decisiones que toman las tres amigas, una banda sonora alternativa o comercial que pinta de colores y alegra esa casa que es centro de reunión de todas aquellas gentes que se atreven a agitar la bandera de la libertad y la igualdad sexual. Algunos de ellos ya vienen de serie, como la música Dj Salma, otros modifican sus comportamientos y abren los ojos a un nuevo mundo que está naciendo allí, como Nour que sigue siendo el ojito derecho de su padre pese a la opinión de muchos que critican ciertas actitudes sin conocer la verdad.
Una de las películas triunfadoras en el pasado Festival de San Sebastián, más concretamente en la sección de Nuevos Directores, ha sido esta Bar Bahar. Entre dos mundos seguramente por su reivindicación social y la frescura y valentía de un mensaje que puede levantar ampollas entre la clase más conservadora de la sociedad palestina. Estamos en el siglo XXI, fuera tabúes y corsés de siglos pasados. No puede ser que los hijos se marchen y abandonen a sus padres repudiados por sus vidas y sus libres y además maduras decisiones. El amor debe vencer a los prejuicios y a la ignorancia de ver y conocer.