Me encuentro ante una difícil tesitura, y es que hacer una crítica sobre Mi loco erasmus es de las cosas más complicadas a las que me he enfrentado desde que empezamos Cine en serio. No podría contar nada sin destripar la trama, y aunque os destripara la trama tampoco podríais entender nada si haber visto la película.
Estamos ante una obra que no se rige por los cánones del cine al que estamos acostumbrados. En cierto modo se podría decir que Mi loco erasmus es una mezcla entre Exit through the gift shop y I’m Still Here, con las virtudes y los defectos que esto significa. Si habéis visto estos dos documentales podréis saber ya ante que tipo de obra de arte estamos.
Porque seamos sinceros, esto no es cine normal, esto entra en la categoría de arte, para bien y para mal, repito. Mi loco erasmus nos traslada a un mundo bizarro, con una premisa interesante de primeras que se transforma en la historia de un loco, o de un genio. O de un genio loco. Sin embargo en ningún momento el espectador puede dilucidar si lo que se nos cuenta es real o no y nos embriaga una sensación de incomodidad total.
Lo que se nos cuenta podría bien tomarse a cachondeo, quedarnos en la superficie y pensar que es una tontería. Es respetable pensar esto. O podemos tomarlo como un juego al que si quieres entrar tienes que hacerlo con todas las consecuencias y quizás no salgas bien parado.
No hay mucho más que decir puesto que como digo es una obra difícil de analizar. No podríamos analizar las actuaciones porque no sabemos si son tal o son testimonios reales, pero hay que destacar la dirección que pese a que en algunas partes baja el ritmo la verdad es que consigue una película entretenida.
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