Si bien la idea de ir a ver la precuela de un spin-off bastante chusquero de Expediente Warren no me resultaba demasiado apetecible de primeras, intenté enfrentarme a Annabelle Creation sin ningún tipo de prejuicio y disfrutarla por lo que es: un subproducto para ganar dinero a espuertas sin demasiado esfuerzo. Pese a todo, tengo que confesar que funciona mejor como película de terror que la última adaptación de It. Al menos durante sus dos primeros tercios. Luego ya tal.
Con un guión de base más blando que la mierda de pavo, el director David F. Sandberg afronta la tarea con oficio. Aunque no se pueda rascar de donde no hay, Sandberg lo intenta. Está claro que no es un James Wan tras las cámaras, pero al menos se le ve una mejoría desde los cortos que le catapultaron a Hollywood. Quizá su mayor cualidad no sea la de rematar las escenas de tensión, pero sí que sabe construirlas como es debido y tomarse su tiempo antes de desvariar en el ya obligado tren de la bruja de efectos por ordenador.
Lo que no acabo de entender muy bien es la decisión de no centrar las escenas de terror en la propia Annabelle, el elemento estrella, esa muñeca viejoven que da mal rollo sólo de verla y que roba cualquier instante en el que aparezca en pantalla. Sin ánimo de destripar más de la cuenta, pero en cuanto se desvía la atención hacia otros elementos la cosa empieza a provocar más sopor que tensión. Y es que otro de sus problemas es que dura más de lo que debería. Algo a lo que no ayuda que también sea más previsible que una película porno. Por mucho que los actores intenten hacerlo bien, están desaprovechados en unos personajes planos, olvidables y de quienes sabemos cuáles van a ser sus arcos a los cinco minutos de metraje. Sólo las obligadas conexiones con su universo cinematográfico harán esbozar una pequeña sonrisa a los fans, pero aun así están metidas con calzador y en el peor momento posible.
Los adolescentes se lo pasarán en grande dando por culo en la sala de cine, riéndose en voz alta, haciendo comentarios pretendidamente irónicos mientras fingen con cierto nerviosismo delante de sus amigos no sentir ni un ápice de terror ante Annabelle Creation. Los amantes del cine de terror no descubrirán aquí nada nuevo, aunque tampoco se encontrarán con el zurullo que podría haber sido, los seguidores de Expediente Warren echarán de menos a James Wan y los críticos se alegrarán de que no sea tan chunga como la primera parte.
En cierto modo, Annabelle Creation no deja de ser La Lego Ninjago Película de su franquicia. Pero al menos está hecha con algo más de cariño. En peores plazas hemos toreado.
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