Los ladrones ya no son lo que eran. Ahora en Argentina los guantes blancos han desaparecido o se usan de una manera diferente a la antigua, como tapar la boca a una víctima que va a gritar cuando se le está torturando. El héroe en las películas de robos tampoco es un musculitos sin cerebro que se lleva a la chica solo por su físico y valentía. Aquí es un pobre paralítico en silla de ruedas que intenta librarse de su cárcel rodante en cuanto tiene una oportunidad. No es James Stewart en La ventana Indiscreta de Hitchcock pero como él ha sido testigo de un crimen y la preparación de un futuro delito, un robo de un banco, en una casa vecina. Gracias a este descubrimiento intentará sacar algún provecho. Desbaratará los planes de los malhechores, inundando el túnel excavado por ellos y se quedará con parte del botín, un dinero negro que buscarán todos. Al final del túnel es un film argentino, dirigido y escrito por Rodrigo Grande con reparto patrio y extranjero, como por ejemplo nuestra querida y bailonga Clara Lago, en donde la confianza nunca se gana, donde nadie se fía de nadie y donde la mentira campa a sus anchas con traiciones a mansalva entre los malos de turno pero también entre los reconocibles santitos, una joven enamoradiza que ha equivocado a su corazón, una niña que solo habla en presencia de su abogado, digo una mascota con mucho pelo y un hombre que lo perdió todo en un accidente y que parece haber recuperado algo parecido con la llegada de las dos féminas, madre e hija. Ahora tiene algo por lo que luchar, algo por lo que seguir viviendo como su perro Casimiro. El Bruce Willis, de La jungla de cristal según propias palabras del protagonista.
Con Al final del túnel se va a sufrir mucho. El suspense está asegurado con algunas escenas subiditas de tono angustioso que nos dejarán pegados a nuestro asiento mordiéndonos las uñas. Si esa era la intención la prueba ha sido superada. El director ha decidido subir el volumen de algunos sonidos y bajar el de otros para confundirnos y a veces asustarnos. El mundo al revés en una película. Hay timbres, llamadas de móvil y golpes que parecen estallar en nuestros oídos y disparos con silenciador y gritos de auxilio que se ahogan hundidos en el agua.
En este robo del siglo los ladrones parecen tenerlo todo controlado, hasta el más mínimo detalle. Es raro que solo un invitado sorpresa pueda ponerlo todo patas arriba convirtiendo un trabajo sencillo en un auténtico desastre con muertos de por medio. Joaquín, un magnífico Leonardo Sbaraglia, se arrastra por túneles infectos y estrechos imitando al bueno de Arnold Schwarzenegger en Depredador con una mascarilla de barro que usa como camuflaje convirtiéndose en un sucio testigo y en un ejecutor con movilidad reducida que al final se sale con la suya en un laberinto de pasiones tan oscuro como el claustrofóbico agujero por el que repta. Una serpiente con lengua bífida que por un lado te intenta seducir y convencer de lo imposible tratando de librarse de una muerte cierta y por otro pide perdón por estar en el momento y en el sitio inadecuado casi de rodillas y rezando a todos los santos. Un lobo con piel de cordero que usa sus armas para su beneficio y que confundirá a más de uno.
Cuando el tiempo parece agotado, cuando todo se presenta más negro para él, será ese el momento que elegirá este encantador de serpientes para salir de su escondite y protagonizar el acto final, una sorpresa que pillará desprevenidos a todos, incluso a aquellos que creían saber y controlarlo todo. El ratón se come al gato. Fin de la historia.
[amazon_link asins=’B01KA700RA’ template=’ProductCarousel’ store=’cinenser-21′ marketplace=’ES’ link_id=’41cf03e9-83d8-11e7-8196-d3161c278897′]
1 comment
como puede ser que un crítico de cine revele casi toda la trama y no se si el final porque deje de leer ? se puede ser tan tonto ? aunque sea avisé que contiene spoilers