"Flux Gourmet" de Peter Strickland

Peter Strickland se ha ganado a pulso ser uno de los directores referentes de cine fantástico y terror de la actualidad. No solo por su perfecto manejo de todos los códigos clásicos del género sino por su capacidad de reinventarlos y añadir aportaciones dentro de un campo donde nos demuestra que sigue habiendo espacio para la experimentación. El director de In Fabric y Berberian Sound Studio regresa al festival de Sitges con Flux Gourmet, una de sus películas más originales y en clave humorística dentro de su filmografía.

Strickland expone un imaginario y un universo ficcional lleno de invenciones que pese a ser totalmente surrealistas están tratadas con una trabajada naturalidad. Flux Gourmet nos retrata el esfuerzo de una banda de lo que llaman “cátering ultrasónico” para consolidarse y experimentar artísticamente a través de sus performances. El “cátering ultrasónico” mezcla la música electrónica, la cocina en directo y la escenificación teatral para aportar una experiencia única a los espectadores. La banda (de la que aún no se ha decidido un nombre) consigue ingresar en una residencia de colectivo culinario donde podrán desarrollar su trabajo bajo la tutela de Jan Stevens, la directora del complejo. Todo ello lo harán acompañados de un escritor griego que a través de su oficio de “documentalista” irá analizando y registrando todo lo que ve. Este personaje, con un grave problema digestivo de flatulencias, será el que guíe al espectador desde su perspectiva observacional, intentando comprender las desavenencias entre la líder de la banda y Jan Stevens, a la vez que poco a poco irá participando de una forma proactiva en las actividades del grupo.

Esta pequeña sinopsis no recoge ni la mitad de situaciones surrealistas que la película irá exponiendo en un tono cómico que no deja de esconder cierta crítica a la farándula y la conceptualización del arte. Flux Gourmet no solo es la película más accesible del director británico sino que, dejando en un segundo plano sus obsesiones y fetiches más perturbadores (aún así muy presentes), consigue elaborar una comedia que bien podría llevarse algún premio del festival.