Una de las grandes sorpresas, y precisamente no para bien, de la presente edición del festival de Sitges ha sido la gran decepción que ha sembrado Maggie. Partía como una de las grandes favoritas dentro de la sección oficial del festival por dos razones: su particular visión del apocalipsis zombi y Arnold Schwarzenegger como el actor protagonista del film. Y la sensación que transmite una vez finalizada es que el universo zombi no está lo suficientemente explotado y que ni si quiera Schwarzenegger consigue añadir algo de interés a la película.
Maggie es un melodrama familiar digno de ocupar la parrilla de las tardes de los sábados de antena 3 que se escuda en universo apocalíptico para forzar los conflictos entre los personajes. La protagonista del film es Maggie, una adolescente que ha sido infectada por la mordedura de un zombi y que ha de afrontar el largo proceso de transformación con la ayuda de su padre y madrastra. El extenso periodo en el que Maggie se está convirtiendo en zombi es utilizado como excusa para tratar temas como la crisis de identidad, el miedo a la muerte y la reconciliación familiar.
De este modo, la atmósfera apocalíptica pierde todo su peso, queda apartada en un segundo plano y traiciona a todas las expectativas lanzadas al espectador. Schwarzenegger, por otro lado, está irreconocible, interpretando a un padre de familia tierno, involucrándose en dos forcejeos leves y en definitiva ejerciendo un papel que nadie se termina de creer.
2 comments