El tiempo es uno de los elementos más estandarizados y dogmáticos que ha creado el cine a lo largo de sus años. La mayor parte de la industria del cine solo se atreve a jugar en el mercado con películas que tengan una duración de hora y media o como máximo dos. Cuando uno habla de películas de tres horas ya suenan las alarmas, los productores tienen miedo y a los espectadores rápidamente les invade una sensación de aburrimiento. Este es probablemente uno de los grandes problemas nunca resuelto del cine. Aunque parece que poco a poco surgen directores que se atreven con experimentar con el tiempo sabiendo que sus películas probablemente nunca se lleguen a estrenar en cines y que solo tengan cabida en las programaciones de determinados festivales. En los últimos años directores como Béla Tarr o Lav Diaz se han atrevido a realizar películas que superen incluso las seis horas de duración. Y es que aunque a priori pueda parecer una experiencia tremendamente dura para el espectador los valores y sensaciones que transmiten este tipo de películas acaban siendo del todo gratificantes. Happy Hour es un buen ejemplo para entender todas las ventajas que ofrecen las películas de larga duración.
La película de Ryûsuke Hamaguchi, cuyo metraje supera las cinco horas, nos adentra y sumerge en la vida y experiencias de cuatro amigas treintañeras. El gran tema que poco a poco va aflorando y que unifica toda la obra es la desilusión amorosa. Las cuatro protagonistas por una razón u otra tienen problemas en el amor, ya sea porque sus maridos no las satisfacen o porque no encuentran aquella persona especial con la que compartir la vida. La obra tiene una profunda voluntad de transmitir realismo y por esa razón la duración de la película está justificada.
Happy hour está formada por largas secuencias en las que las protagonistas tienen tiempo para expresar lo que sienten y lo que piensan. El espectador llega a conocerlas a la perfección, juntas cómo grupo y por separado en sus vidas privadas. En sus cinco horas de duración son muchos los temas que se tratan, pero sin duda lo mejor de la experiencia fílmica es ver como la obra va mutando progresivamente desde la calma y aparente alegría de las protagonistas hacia el drama, el desencanto y la decepción. Resumir todo lo que sucede en una película de cinco horas así como todas las sensaciones por las que pasa el espectador resulta muy difícil. Solamente puede decirse de Happy hour que pese a no ser perfecta y en ocasiones dilatar en exceso algunas secuencias, es una película tremendamente humana, entretenida y que pese a su dramático desenlace y mensaje final deja con un buen sabor de boca al espectador.