El clan, mafia de estar por casa

El prestigioso director argentino Pablo Trapero apuesta en su última película por relatar una de las historias criminales más fascinantes de su país. Producida por El deseo, productora asociada a la figura de Pedro Almodóvar, consiguió alzarse con el León de Plata en el pasado festival de Venecia. Es precisamente el diseño de producción de la película uno de sus puntos más fuertes, la calidad visual y estética de la película no tiene nada que envidiar a los blockbusters de Hollywood. Pero esta intencionalidad difumina la radicalidad y originalidad de la narración.

El clan

El clan explica la historia de Arquimedes Puccio, padre de familia que se ganaba la vida secuestrando a personas de cierto estatus económico y cobrándose el dinero que las familias pagaban por liberarlas. El interés de estos delitos surge de cómo Arquimedes incluye a toda su familia en ellos y de cómo estos lo aceptan de una forma natural. La banalización del crimen hasta el extremo de ser convertido en un elemento cuotidiano es uno de los puntos a favor de la película. Pero en vez de centrarse en la espiral violenta de estos actos y acercarse a la vorágine de la inmoralidad a los que estos remiten la película se limita a exponer los hechos de forma clara y muy superficial. El clan es un buen relato, fiel a los hechos que sucedieron en la realidad, pero que no consigue profundizar en ninguna capa dramática, en ningún personaje aparte de su protagonista y en ninguna de las muchas sensaciones que la propia historia de forma natural puede suscitar. La búsqueda de un esteticismo atrayente y de un montaje acorde al ritmo dinámico de las acciones anula por completo el desarrollo narrativo e intelectual de lo que sucede en la película. Y pese a intentar introducir pequeñas innovaciones como la anticipación de determinados hechos la película pierde todo el interés al hacer que el espectador se sienta indiferente y se posicione como un observador externo de una anécdota.

El clan

Aun así cabe destacar que desde un punto de vista de producción y estético El clan obra funciona a la perfección. Por otro lado también sabe captar la esencia de los hechos y desarrollar conflictos mínimamente interesantes que sostengan la trama. Pero la gran virtud de la película recae en su protagonista Arquimedes Puccio, interpretado magníficamente por Guillermo Francella. El personaje está muy bien desarrollado desde sus contrastes, su misterio y su centralidad como personaje generador de conflictos. El dúo explosivo que establece con su hijo es quizás una de las líneas dramáticas más sólidas y que generan mayor interés. El final sorprendente de la película (mérito de la historia real) acaba dejando un sabor agridulce en el espectador. Y es que la principal sensación que transmite es la de poder haber llegado más lejos y transmitir más.

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